Hace muuuchos años las tardes de diciembre se
volvían, junto a mi prima, monotemáticas. Toqueteábamos los adornitos del árbol
navideño, acomodábamos la rosca de la puerta, nos sentábamos frente al
televisor para esperar las publicidades de los juguetes deseados e imaginábamos
posibles visiones de los renos mientras hacíamos
cartitas cerca del pesebre que con poco protagonismo formaba parte de la
decoración. Pero,una noche,cuando el cansancio cedía su lugar lenta y apaciblemente al sueño, descubrí
algo terrible: yo no tenía chimenea y mi prima sí. Sé que en sollozos llamé a mi papá quien explicó:
-
Papa Noel es mágico, también entra volviéndose
invisible por la cerradura de la puerta.
Los días pasaron, el árbol navideño abandonó su postura erguida
y en Noche Buena después de que un conductor de radio, como
prólogo del brindis, los abrazos y el cielo iluminado, contara hasta diez… Vi a padre abrir un armario, sacar paquetes y
acomodarlos debajo del árbol que desesperado iluminaba de manera intermitente
el lugar.
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¿Qué opinan sobre la ilusión que se les genera
a los niños con Papá Noel y los Reyes Magos? Particularmente a los cinco años comencé con una pantomima. Tengo presente
cómo a través de una ventana que daba hacia el patio, donde todas las navidades
íbamos a disfrutar de los fuegos artificiales, se veía alguna que otra sombra,
cercana al árbol, que me permitía, confirmar mis sospechas. Sin embargo cuando
me tocó estar del lado de "la sombra" hice todo lo posible para que no se
descubriera. Cuidé cada detalle, cada palabra, cada momento para que mi
hermanita pudiera disfrutar de aquellos regalos que, mágicamente, aparecían.